
¿ Nos creíamos en el centro del mundo? Galileo, Copérnico y los otros nos desengañaron: en realidad habitamos un planeta trivial, situado en los suburbios de la galaxia modesta. ¿Creíamos ser creaciones originales, distinas de las demás especies vivientes? ¡Qué lástima! Darwin nos colgó en el árbol común de la evolución animal...
Tendremos que volver a tragarnos nuestro orgullo mal situado: somos las últimas producciones de la organización universal.
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