domingo, 30 de noviembre de 2008



Mas el caballero que expesa su tremenda desolación de 'hechado' con lágrimas tan copiosas pronto vuelve a hinchar su pecho con el soplo de las energías y las desiciones poderosas. de las lágrimas pasa a la casi reflexión que es el suspiro (entre el llanto y la calma) en medio de los grandes cuidados o vaivenes del alma.


¿ Nos creíamos en el centro del mundo? Galileo, Copérnico y los otros nos desengañaron: en realidad habitamos un planeta trivial, situado en los suburbios de la galaxia modesta. ¿Creíamos ser creaciones originales, distinas de las demás especies vivientes? ¡Qué lástima! Darwin nos colgó en el árbol común de la evolución animal...
Tendremos que volver a tragarnos nuestro orgullo mal situado: somos las últimas producciones de la organización universal.